En el panteón de Tlaltenango, Zacatecas, se encuentra un mural especial que rinde homenaje al Santo, un personaje emblemático de la comunidad. Esta obra fue realizada por Ricardo Hernández, un artista local cuya inspiración proviene de los relatos y recuerdos compartidos por quienes conocieron al Santo.

El Santo, nacido en 1953 y fallecido en 2012, es recordado por su humildad, bondad y cercanía con las personas, especialmente con los niños. Su oficio como bolero y su vida sencilla dejaron una huella profunda en quienes tuvieron el privilegio de tratar con él. Aunque no se ha logrado contactar a sus familiares, los testimonios de la comunidad han sido suficientes para reconstruir su historia y destacar su impacto en Tlaltenango.

Ricardo Hernández, influenciado por su madre, quien dedicó su vida a la creación de piñatas, encontró en el arte su vocación desde muy joven. Su habilidad para plasmar historias y emociones en sus obras lo llevó a crear este mural, que no solo homenajea al Santo, sino también incluye detalles significativos de la comunidad, como la cúpula de la Iglesia y la campana, fundida con el apoyo de los habitantes locales.

El mural también incorpora una frase bíblica que resume el legado del Santo: “Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia”. Esta expresión refuerza la idea de que su memoria sigue viva en la comunidad, inmortalizada en cada pincelada.

Con este mural, Ricardo Hernández no solo celebra la vida del Santo, sino que también invita a reflexionar sobre la importancia de preservar la memoria de quienes han dejado un impacto positivo en nuestras vidas.